viernes

* TLACHTLI EN NÁHUATL *



El juego de pelota, una de las actividades lúdico rituales más antiguas y difundidas de Mesoamérica, parece haber gozado de particular popularidad en la región del Golfo de México. Tan solo en el Tajín hay 17 campos de juego, fue practicado en toda Mesoamérica desde el periodo Preclásico hasta la Conquista: los primeros campos de juego aparecieron en la costa del Pacífico,en el Estado de Chiapas, y en el recinto sagrado de Tenochtitlán. un campo bastante grande ocupaba un lugar importante.

Los campos que normalmente tenían forma de “I”, están decorados con marcadores de distinto tipo y en las paredes que delimitan el terreno de juego hay bajorrelieves esculpidos. Entre los más célebres se encuentran los de Copán, adornados con marcadores circulares con bajorrelieves colocados de manera horizontal sobre el terreno, y con esculturas en forma de cabeza de papagayo en clara referencia a la simbología solar del juego (el animal solar mas común en la iconografía mesoamericana era el papagayo).

Resulta extraño que el único lugar en el que no hay un juego de pelota sea Tenochtitlán, los partidos –como lo demuestran las pinturas de Tepantitla- se jugaban a campo abierto y se clavaban bastos y marcadores en el terreno. Uno de ellos fue encontrado en el sitio teotihuacano de La Ventilla, y otro casi idéntico fue hallado en Tikal, en un conjunto arquitectónico de estilo teotihuacano. Sin embargo, las reglas del juego y las asociaciones simbólicas de esta tradición milenaria no resultan claras, se desconoce además si fueron siempre las mismas en los distintos lugares y las distintas épocas. Sabemos que los jugadores ataviados con cinturones de cuero, rodilleras y manoplas, tenían que golpear la pesada pelota de goma con la cadera y los hombros, evitando que tocara tierra.

Al final del período Clásico se difundió el uso de circulos de piedra colocados verticalmente a los lados del campo a manera de “canastas”: quien lograba insertar la pelota –algo que sucedía muy raras veces- vencía inmediatamente la contienda.

Marcados en piedra, encontrado en La Esperanza, en las cercanías de la ciudad maya clásica de Chinkultic (Chiapas). En la parte central se observa un jugador ataviado con un cinturón, rodilleras, coderas y un gran tocado mientras golpea a una pelota.

Los mejores indicios sobre el valor simbólico del juego aparecen en el Popol Vuh, la narración épica maya donde se describen los partidos entre los dos héroes gemelos y las divinidades del mundo de los muertos. Es evidente la alegoría astral del juego, que parece poner en escena la “batalla” que cada noche enfrenta al sol con venus durante el viaje subterráneo de los gemelos. En los diversos episodios de decapitación que aparecen en el Popol Vuh, es muy clara la analogía entre la cabeza de los jugadores y la pelota, lo que explica tanto el sacrificio de decapitación ilustrado en El Tajín o en Chichén Itzá, como las frecuentes representaciones de pelotas que contienen cráneos.

A pesar de que la creencia común supone que el vencedor era asesinado, no existe ningún indicio que permita afirmarlo y podemos imaginar que los partidos sacrificiales fueron una suerte de puesta en escena ritual en la que era muy claro desde el inicio quien era el que debía morir, como por ejemplo en los casos en los que aparecen reyes vencedores –tal vez vestidos como los gemelos del Popol Vuh- jugando contra soberanos vencidos en una batalla. Resulta claro entonces, por qué los terrenos de juego eran percibidos como verdaderas entradas al mundo de los muertos, tanto en sentido simbólico como literal. Además de esos aspectos rituales y alegóricos existía, claro, el propiamente lúdico que tal vez con el paso del tiempo se fue acentuando.

Bernardino de Sahún describe el juego de la época azteca de la siguiente manera: “ El Señor, quizá como pasatiempo, jugaba a la pelota y para ello lo proveían con pelotas de hule; estas pelotas tenías las dimensiones de una pelota de bolos grande y eran sólidas, de cierta resina o goma llamada ulli, que es muy ligera y rebota como una pelota llena de aire; el señor conducía un grupo de buenos jugadores de pelota que jugaban en su presencia, los adversarios eran también jugadores ilustres, y competían por oro… y turquesas, esclavas y ricos abrigos… los campos de maíz, y casas, y plumas y granos de cacao y ropa de plumas”.

A los españoles les llamó tanto la atención la pelota de hule –material hasta entonces desconocido para los europeos- y las acrobacias de los jugadores que enviaron a un grupo de atletas a la corte de Carlos V para ofrecer una exhibición al soberano.

En la época azteca, aunque seguía conservando su valor cosmológico, se difundió la práctica de levar a cabo partidos “profanos” durante los que el público podía apostar sobre el resultado. La tradición se mantuvo incluso después de la Conquista y algunas formas del juego se siguen practicando en algunas regiones del norte de México.


sábado

*SUERTE PARA ADRIAN FERNÁNDEZ*




Saludos y buena vibra, para el piloto mexicano Adrián Fernández en el American Le Mans


Adrián Fernández y Luis Díaz, su compañero de equipo en el Lola Acura-accionado para la serie American Le Mans 2007

La carrera profesional de Fernández abarca 20 años y sus logros han acumulado numerosos premios incluyendo “Atleta del Año” en México.





miércoles

* LA MONTAÑA DEL MAÍZ *



El maíz es el alimento básico de las culturas de América, principalmente en la zona de México, Guatemala y Perú. La presencia del maíz se relaciona con la leyenda del origen del hombre, cuya existencia solo era digna para los dioses, uno de ellos cuyo nombre en náhuatl era "Centéotl", (dios del maíz).
Centéotl era un dios peculiar. Ni dominaba ninguno de los elementos ni figuraba entre los más grandes. Simplemente era el maíz, el cereal que más rendía y aguantaba plagas y heladas y podía crecer en las más diversas condiciones. Centéotl era el dios de la más extraordinaria creación del hombre, ya que eso y no otra cosa es el maíz que comenzó a gestarse hará unos seis o siete mil años antes de nuestra era.

El imperio azteca tuvo un marcado carácter económico, plasmado en los tributos. La necesidad de obtener ingresos de las provincias conquistadas para mantener la metrópoli, condicionó la manera de hacer la guerra, que debía conservar intactas las condiciones productivas de las regiones sometidas. De esta manera, podían pagar los impuestos en especie y trabajo. Tenochtitlán se beneficiaba de la gran diversidad de producción mesoamericana.


Con una latitud tropical, Mesoamérica se eleva desde el nivel del mar hasta más de 5,000 metros, lo que permitió al hombre dedicarse con éxito a la agricultura. Los cultivos básicos eran el maíz, el frijol, la calabaza y el chile, cada uno con múltiples variedades. De la calabaza eran utilizadas su pulpa, sus semillas, su flor y su cáscara, que servía de recipiente. La extensa gama agrícola incluía verduras y hortalizas (jitomate, huauhzontli, epazote), semillas (bledos, chía), tubérculos y raíces (jícamas, camote), plantas enteras, como el chayote, del que se aprovechaban el fruto y la raíz, y muchas frutas (aguacate, chirimoya, mamey, zapote, capulín, tejocote, jocote, guayaba, nanche, guamúchil, etc.)

El cacao servía para hacer chocolate y como moneda. El algodón era hilado para tejer ropa de calidad, se cultivaba el tabaco y se empleaban hongos alucinógenos, como el ololiuhqui y el peyote. Otras plantas eran utilizadas como condimentos, por ejemplo la vainilla y el achiote, del que también se extraía un colorante.

Dos cactáceas fueron importantes. Del nopal se consumía el fruto y la hoja, y del maguey se aprovechaba todo: con las fibras de las hojas se hacían hijos que una vez tejidos, se convertían en ropa; las pencas se utilizaban para techar; las aguzadas púas para hacer agujas y para sangrarse, y el vástago central era aprovechado como viga. Del jugo de la planta se hacían bebidas alcohólicas: el pulque, de gran valor alimenticio y el mezcal.

Actualmente de todos estos productos el más sembrado y reconocido es el maíz. El maíz pertenece a la familia de las gramíneas. La planta alcanza de medio metro a seis metros de alto. Las hojas forman una larga vaina íntimamente arrollada al tallo y un limbo más ancho, alargado y flexuoso. Del tallo nacen dos o tres inflorescencias muy densas o mazorcas envueltas en espatas, en la axila de las hojas muy ceñidas. En cada mazorca se ven las filas se ven las filas de granos, cuyo número puede variar de ocho a treinta. A cada grano le corresponde un largo hilo sedoso que sobresale por el extremo de la mazorca. El tallo de la planta está rematado en el extremo por una gran panoja de pequeñas flores masculinas; cuando el polen ha sido aventado, se vuelven secas y parduscas.



El maíz tiene muchos usos y sus productos secundarios son más numerosos aún. En México se consume principalmente en forma de tortillas, tamales, pozole (un rico estofado), pinole (tostado y pulverizado), atole, roscas, esquite, etc. La bebida indígena en los Andes, y fuera de ellos, es la chicha, bebida espirituosa semejante a la cerveza que se elabora con maíz fermentado. También se hace del maíz una harina, que llamamos fécula de maíz, del que se hacen deliciosos atoles de sabores, preparados para desayuno que se han generalizado mucho.

El maíz es rico en almidón, que se utiliza en el lavado de ropa y en la cocina. Con cierto tratamiento químico se hace un jarabe del almidón del maíz. De parte de este jarabe se obtiene azúcar de maíz o glucosa. El almidón calentado y pulverizado se convierte en dextrina. En esta forma se emplea para preparar pastas adherentes y mucílagos, como el de los sellos de correo y de las solapas de los sobres. De los granos germinados se separan los gérmenes, los cuales se secan, trituran y se extrae de ellos, por presión, aceite de maíz. Dicho aceite se utiliza como alimento y también en la fabricación de los barnices, pinturas, cauchos artificiales, y jabones. El residuo sirve aún como forraje.

El alcohol del maíz se emplea en grandes cantidades en la fabricación del caucho sintético. Las tusas de las mazorcas se emplean para hacer pipas baratas de fumar. De las tusas se extrae también la sustancia química frutal, importante en la elaboración de resinas, disolventes e insecticidas. Las tusas se utilizan también como combustible. Los tallos y vainas se emplean para hacer colchones baratos. La médula de los tallos sirve para elaborar algodón pólvora. La pulpa de las cañas del maíz se emplea cada día más para fabricar papel. En la construcción de ciertos tabiques se utiliza cañas de maíz en vez de yeso.


LA MONTAÑA DEL MAÍZ - (LEYENDA AZTECA)



Los dioses se preguntaron lo que podrían comer los hombres.
Un día, Quetzalcoatl encontró una hormiga roja en los alrededores de Teotihuacan. La hormiga llevaba un grano de maíz.
Muy interesado, Quetzalcoatl le preguntó dónde ella lo había encontrado. En un primer momento, la hormiga hizo como si nada pasara y siguió su ruta. Pero frente a la insistencia del dios ella respondió que lo había extraído de la "Montaña de Nuestra Alimentación" y lo invitó a seguirla.
Pero Quetzalcoatl era demasiado grande para entrar en este lugar como las otras hormigas. Entonces él debió recurrir a la magia y se transformó en hormiga negra. La hormiga roja lo esperaba en el interior, y lo guió hasta el lugar donde se encontraban montones y montones de maíz.
Después ella lo ayudó a recoger suficientes granos para compartir con los otros dioses. El gran Quetzalcoatl le agradeció y se fue.
Quetzalcoatl llevó el maíz a los otros dioses quienes, más tarde, lo dieron a comer a los hombres. El alimento era bueno. Había necesidad de más maíz, pero era una tarea fatigante transformarse en hormiga para llevar los granos poco a poco.
Quetzalcoatl intentó llevarse la "Montaña" entera pero no tuvo éxito. Los dioses pidieron entonces la ayuda al adivino Oxomo y su mujer Cipactonal para que ellos adivinen la suerte. Ellos le revelaron que si Nanahuatl lanzaba el rayo, la "Montaña de Nuestra Alimentación" permanecería abierta. Los Tlatocas (dioses de la lluvia) descendieron y comenzó a llover mientras que Nanahuatl lanzó el rayo sobre la "Montaña" que se abrió, dejando libres los granos de nuestra alimentación: maíz y judías... que los dioses aportaron a la humanidad.