Firme defensor de una política modernizadora y democrática, Lázaro Cárdenas fomentó la educación a todos los niveles, estimuló la formación de organizaciones sindicales, renovó la administración pública e impulsó, como nadie lo había hecho antes, la reforma agraria. Sus convicciones nacionalistas lo llevaron a nacionalizar los ferrocarriles en 1937 y, al año siguiente, la industria petrolera, que estaba en manos de compañías británicas y estadounidenses. Su posicionamiento en favor de obreros y campesinos frente a los intereses de los poderosos y la defensa de los recursos naturales frente a las injerencias de las compañías extranjeras le proporcionaron un prestigio y una aureola de honestidad que conservaría tras abandonar la presidencia.
Biografía
Biografía
Procedente de una familia indígena muy modesta, Lázaro Cárdenas del Río recibió apenas una educación elemental. En 1914 se unió a la Revolución mexicana (que había estallado cuatro años antes), dando comienzo a una carrera militar en la que ascendería con rapidez: diez años más tarde era ya general de brigada. Durante la misma defendió la causa constitucionalista de Venustiano Carranza, fue designado jefe de operaciones en Veracruz y Michoacán y resultó herido en la batalla de Huejotitlán (1923).
Lázaro Cárdenas saltó a la política bajo la protección de otro militar revolucionario, el presidente Plutarco Elías Calles. En 1928 fue elegido gobernador de Michoacán, cargo que aprovechó para realizar una importante labor reformadora que acreditó su valía política en todo el país: creó numerosas escuelas, impulsó el reparto de tierras y promovió las asociaciones sindicales y la democratización de la universidad. Posteriormente fue ministro del Interior (1930-32) con Pascual Ortiz Rubio y ministro de la Guerra (1932-34).
En 1934 ganó las elecciones presidenciales, siempre bajo la protección de Calles, que seguía ejerciendo gran influencia en la vida política mexicana; pero, una vez en el poder, Lázaro Cárdenas se emancipó de su tutela y adoptó una línea política propia, más inclinada hacia la izquierda. Llegó incluso a expulsar del país a su antiguo protector, que hubo de exiliarse en Estados Unidos (1936). Creó el Partido Revolucionario Mexicano (antecedente del posterior PRI), en el cual se integraron un amplio espectro de reformistas y progresistas: comunistas y socialistas, liberales radicales, la Confederación de Trabajadores Mexicanos y la Confederación Nacional de Campesinos.
La presidencia de Cárdenas (1934-1940)
Bajo el lema «México para los mexicanos», Cárdenas llevó adelante una política de nacionalizaciones, especialmente trascendente por lo que respecta al petróleo; ello le enfrentó con Estados Unidos y le obligó a buscar compradores en Alemania. También se ocupó de proteger a la población indígena, impulsó la reforma agraria, combatió el latifundismo, nacionalizó los ferrocarriles y estableció una enseñanza pública laica, gratuita y obligatoria. En definitiva, todo un giro socializante del México posrevolucionario, que hay que situar en el contexto de la depresión económica mundial de los años treinta y el New Deal de Franklin D. Roosevelt en Estados Unidos.
De estas realizaciones debe destacarse su ambicioso programa de reforma agraria. El gobierno de Cárdenas organizó el reparto de más de dieciocho millones de hectáreas entre los desposeídos mexicanos, casi el doble de lo que todos los gobiernos de sus predecesores juntos habían llegado a distribuir. Pero la distribución de tierras sin proporcionar los servicios de infraestructura necesarios conduce a una agricultura de subsistencia en la que el campesino es capaz de alimentar a su familia, pero no de producir excedente para el mercado. Para evitar los problemas del abastecimiento de las ciudades y del mercado de exportación, Cárdenas recurrió a un sistema comunal genuinamente mexicano, el ejido. Los ejidos incluían a cientos de familias a las que el Banco de Crédito Ejidal proporcionaba financiación, escuelas y hospitales.
De fundamental importancia fue asimismo la cuestión del petróleo, en la que Cárdenas mostró su valentía y supo mantenerse firme frente a Estados Unidos. Cuando en 1938 anunció la expropiación de las compañías británicas y estadounidenses de petróleo, medida que contaba con el apoyo de todo el país, la reacción del capital estadounidense fue pedir a Roosevelt la intervención. El presidente Roosevelt, sin embargo, había defendido la no injerencia en los países vecinos con su política de "buena vecindad". El gobierno de Cárdenas creó un monopolio estatal, Petróleos Mexicanos (PEMEX), verdadero buque insignia de la nacionalización de los recursos, y logró, no sin ciertas dificultades iniciales, sortear el boicot internacional al petróleo azteca.
Más polémica fue la implantación de una educación "socialista", término que quedó envuelto en la indefinición; pero, aparte del problema ideológico, la educación se extendió por el país y llegó a sectores y a amplias áreas rurales que nunca había alcanzado: en seis años se duplicó el número de escuelas. En la lucha contra los fascismos, cuyo auge llevaría a la Segunda Guerra Mundial, fue significativa la acogida que Cárdenas dispensó a los refugiados republicanos españoles que, perdida la Guerra Civil en 1939, huían del régimen de Franco.
El sexenio de Cárdenas, en resumen, fue un periodo de estabilidad política que legó a la posteridad avances significativos en materia de economía, educación y obras públicas. Cárdenas dejó la presidencia en 1940, pero no la vida política, en la que siguió ejerciendo considerable influencia: promovió la candidatura de Manuel Ávila Camacho, que le sucedió en el periodo 1940-1946, y él mismo aceptó el cargo de ministro de la Guerra entre 1942 y 1945. También colaboró con el presidente Adolfo López Mateos (1958-1964).
Extraído de la siguiente página: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cardenas.htm
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